El zeitgeist de la redacción

Zeitgeist es una expresión de origen alemán (y no bable como piensa la inculta mayoría) que denota el clima intelectual y cultural de una época. Los de Google la utilizan para dar nombre a su informe anual sobre las palabras más buscadas en su web. Por ejemplo, en 2008 los cuatro términos más populares en Google fueron, por ese orden, «youtube», «juegos», «videos» y «juegos juegos». Esto nos lleva a dos conclusiones: la primera, que hay gente que cree que el Google es como su abuela, que hay que decirle todo dos veces para que se entere; la segunda, que para estar plenamente integrado en el clima intelectual y cultural, en el zeitgeist del 2008, había que ir por ahí profiriendo frases como «Esta tarde he visto VIDEOS en YOUTUBE y he probado JUEGOS, pero no juegos de chichinabo no, JUEGOS JUEGOS».

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He pensado que puede ser muy útil para la sociedad en general y para que yo pase la tarde en particular, elaborar un informe Zeitgeist con las palabras más utilizadas entre los guionistas de Buenafuente. He estado grabando con cámaras ocultas las conversaciones en la redacción de los últimos dos meses y, además de descubrir coitos incestuosos que prefiero no recordar, me ha salido que las palabras más usadas entre la élite guionistil son:

—Dandy: como pronto descubriréis, los guionistas de BFN no somos muy dados al elogio gratuito, pero cuando estamos con las defensas bajas, cualquiera puede ser tachado de dandy. Que si mira ese video de Obama jurando el cargo como un dandy. Que si he tenido un hijo y es el dandy de la nursería. Que si el otro día vi a Júlia desnuda y estaba hecha un dandy. Cualquier oportunidad es buena para llenarlos la boca con tan altisonante expresión. Ah, el barón Dandy. Qué señor debió ser.

—Bojura: quizás esté cruzando una línea que ni el sentido común ni mi miopía aguda hacen recomendable traspasar, pero os voy a contar un secreto: en la redacción de BFN se habla el catalán. A pesar de que ninguno de nosotros nació en la tierra de Jordi Hurtado, ya que procedemos de sitios tan dispares como Wisconsin, Eurodisney, la dimensión X, Dogville, Stratford-upon-Avon, un orfanato y Mallorca, los guionistas nos jactamos de hablar en catalán, más que nada para tocar los cojones. Pero la lengua de Pompeu Fabra tiene resortes que se resisten al humor, por eso a veces hay que complementarla con palabras inventadas como «bojura», cuya traducción al castellano sería algo así como loquería. Tampoco la usamos tanto, pero la inventé yo. Si no la pongo, reviento, y bastantes guionistas hemos perdido ya por reventón súbito.

—Fa y suicidios: ser guionista de BFN es muy duro. Además de aprender a escribir con un sistema de tipos de letra y sangrías más complejo que la estructura arquitectónica del peinado de Amy Winehouse, hay que dominar expresiones propias del programa como «fa y aplausos». Un «fa y aplausos» es lo que viene a continuación de un gag. Por ejemplo, vemos un video gracioso y, al volver a plató, fa y aplausos. El «fa» es la nota que toca la banda, y los «aplausos» lo que, en un alarde de inmodestia que se repite a diario, presuponemos que será la reacción del público. Cuando preparamos un gag tan bueno que los aplausos se quedan cortos, hablamos de «fa y suicidios»: un chiste tan bueno, que el espectador deseará la muerte inmediata, pues no puede concebir un final mejor para su vida que la carcajada incontenible y sincera que ese chiste le ha provocado. Sin embargo, el «fa y suicidios» no ha sido nunca plasmado en un guión escrito, no vaya a caer en malas manos y provoquemos una masacre.

—Brubaker: cuando en la redacción alguien dice algo especialmente brillante o por lo menos resultón, a veces los guionistas somos capaces de dejar de lado nuestra sociopatía innata y dedicarle un Brubaker: alguien empieza a aplaudir lentamente y los demás nos sumamos al aplauso progresivamente hasta llegar a un estruendo ensordecedor de manos dándose de hostias entre sí. Bueno, no siempre nos queda tan bien. La expresión tiene el origen en una película homónima que creo que ninguno de nosotros ha visto y que se ve que va de unos tíos que, a pesar de no ser andaluces, aplaudían con gracia.

—Kabuki: los kabukis son un elemento festivo japonés que podríamos definir como confetti en lata. Unas cajas pequeñitas que las aprietas y sale confetti disparado. O al menos eso pensaba yo hasta ahora, porque al mirarlo en la Wikipedia me sale que es una forma de teatro japonés, y de confetti ni rastro. Lo que me lleva a pensar que los guionistas pasamos tantas horas en la redacción que quizás ya estamos desenvolupando un lenguaje propio que pronto nos convertirá en seres aislados incapaces de comunicarse con sus semejantes, como siempre hemos ansiado. El caso es que los kabukis son divertidos y a la mínima que hay que montar una fiesta en plató exclamamos «¡kabukis, kabukis!», aunque luego se nos olvida ponerlos en guión, y al llegar a casa lloramos cuando vemos otro programa sin kabukis.
Por cierto, que de tanto usar las palabras Brubaker y kabuki, al final nos ha salido otra palabra híbrida, bukkake, que usamos constantemente y cuyo significado desconozco por completo.

—Infierno, terrible, escoria, aberrante…: ésas son las verdaderas estrellas de nuestro vocabulario. Palabras que rezuman resquemor, que nos permiten rajar de quien sea en cualquier momento, merézcalo o no, y cuya pronunciación es tan agreste como su propio significado. Si las palabras fueran comida, estas deberían estar dentro de una caja de bombones. Uno no se cansa de decir que un concierto de Il Divo es un infierno (en realidad infern, en catalán, es mucho más apetecible), que ayer tuvo una resaca terrible, que los guionistas que salen constantemente a fumar son escoria o que el café de la máquina es aberrante.

Hasta aquí este infierno larguísimo de palabras que me ha salido. Ahora ya puedo seguir viendo videos aberrantes de accidentes con heridos en Youtube. Espero que hayáis disfrutado, escoria. Aberrante. Juegos juegos.