¡Hola! Hoy vamos a hablar de cosas (palabra que aborrecía a muerte una profesora mía del colegio, porque decía que “cosa no es nada”) noventeras, que aparentemente desaparecieron del mapa a posteriori pero que descubriremos, haciendo honor a Lavoisier, no se destruyeron sino que se transformaron.
Así, por ejemplo, ¿quién no compró nunca en un Spar?
Con su mítico logo de una especie de abeto o flecha (según gustos) insertado/a dentro de un círculo, que de ser rojo podría querer decir: “Prohibido abetos”.
En fin. No sé qué habrá sido de estos supermercados en otras ciudades pero lo que viene siendo en Vigo desaparecieron dejando sólo alguna minúscula sede de esas escondidas en recónditas callejuelas y que se caracterizan porque siempre hay una anciana en la puerta. Lo cierto es que otras marcas con mayor potencia se la llevaron por delante, aunque Spar sigue existiendo y se precia de ser “la mayor cadena de supermercados independientes del mundo”.
Por poner un ejemplo claro de estas evoluciones comerciales, pondré un súper en mi barrio que comenzó llamándose “Spar”, continuó en el mismo lugar pasando a llamarse “Vego”, (mientras por supuesto los clientes seguían diciendo “voy al Spar”) y acabó por llamarse “Eroski” antes del último cambio a “Consum” (mientras los clientes continuaban llamándole Spar, o los que ya estaban muy hasta el moño decidieron irse al genérico y llamarle siempre “El súper” (como aquella serie de Telecinco).
Otra tienda frecuentada por todos nosotros, coetáneos de los 90, eran los “Todo a Cien” o “Cadena 100”, esos sitios donde podías comprar casi de todo, desde una pelota a una sombra de ojos pasando por un taladro.
Hoy en día pocas sobreviven (aquí en Vigo sé de una en Camelias) pero su evolución ha ido por distintas ramas, cual Tamagotchi:
– Rama1: Todo a Cien que sobrevive y mantiene su nombre con un par de narices (véase imagen superior. 100, 300 etc no se refiere a euros, suponemos).
– Rama 2: Todo a Cien que sobrevive y ha cambiado ligeramente su nombre por “Todo a un euro” o en su defecto “Todo a 0,60” (que di tú que ya queda menos comercial).
– Rama 3: Todo a Cien que ha muerto pero se ha reencarnado en un Chino.
Y dentro de los chinos ya podríamos disertar durante tantos siglos como tienen de historia los propios chinos. Porque, ¿os dais cuenta de que nos resbala que el chino en cuestión se haya devanado los sesos para bautizar a su establecimiento con nombres del estilo “Gran Muralla”, “Bazar Felicidad”, “SuperChina” o “Bosquelín”, porque siempre seguiremos diciendo simplemente como animales de bellota: “Voy al chino”. Aunque esto sucede en general; decimos: “Cariño, voy a la peluquería” y no “cariño, voy a Marité Pérez –Estilistas” o “Manolo, voy al bar” y no “Manolo, voy al “Café-Bar Paco´s”, por poner un ejemplo.
La cuestión, que me desvío del tema principal, es que las tiendas se han ido comiendo unas a otras cual muñeca rusa de éstas, “Matrioshkas”, que le llaman.
Os sonará esta marca. Airtel, tan unida a nosotros los noventeros, cuando comenzábamos a saber qué era eso de tener un móvil, es otro de esos ejemplos de “cosas” (sé de una a la que le ardería el pelo en este momento…) que desaparecieron, absorbidas por otras. En este caso,Vodafone se comió con patatas a Airtel en el año 2002.
¿Y quién, por Dios, no ha ido en los 90, no una vez sino cientos de ellas, a una pizzería después de un cine un sábado o un domingo? Uno de estos locales, que ahora podrían asemejarse más bien al desierto del Gobi porque al menos yo nunca veo a nadie dentro (o igual es que me cuadra pasar en mala hora… siempre… cualquier día) era Pizza Hut, que recientemente ha sido chuchada por Domino´s Pizza.
Y finalmente, un cambio que me dolió en el corazón por las reminiscencias de mi infancia que me traía…. La desaparición (o pérdida de fama) de la Mercromina (también conocida como Mercurocromo o más familiarmente en mi casa como “Cromer”), por el Betadine. Y es que el Cromer y yo tuvimos una relación tan cotidiana… apenas había días en que no nos viéramos…
Casualmente coincidió la época en que dejé de esnafrarme tan a menudo con ese momento que aprovecharon las farmacéuticas para cambiármela por el “Betadine” (o “la Betadina”, como dice alguna que yo me sé). Esa tinta china que como cayese en la ropa ibas aviada… y que aún en la piel duraba meses ….
Y ya me callo. Ahora si os apetece contadme vosotros qué cosas recordais de los 90 a las que luego cambiaran el nombre o desaparecieran simplemtente sin dejar huella.
Un abrazo y hasta la próxima.